lunes, 29 de junio de 2009

El objetivo de nuestro Creador, darnos vida con el afán de proveernos la ventaja de razonar para lograr nuestros propósitos incuyendo la felicidad.
Ideologías que dividen paises, costumbres y personalidades en un mundo lleno de batallas por consquistar las mentes de las masas sociales.
Algunos que se matan por vivir, y otros que viven para matar y hacer sufrir.
Los dueños de las grandes corporaciones se desesperan por no perder ni un centavo que acaban de robar, y las pobres casuchas tratando de salir de la depresión. Un contraste tan conflictivo, como el del adulto tratando de asimilar su adultéz al ver que sus hijos adolescentes andan en pareja o están por tener un bebé. Darse cuenta de la verdad es saber actuar en contra la corriente antes de unirtele y defender lo indefendible.
Mientras los políticos se quedan solos como los espantapájaros, hablan con la luna y son testigos de lo solos que se quedan sin poder moverse por lo menos un poco hacia el sur.
La felicidad, dificil propósito de alcanzar, pero tan abstracto como los cuadros de Salvador. ¿Qué tan abstracto creés que puede ser la felicidad? Tan abstracto como simple, sencillo y fácil de conseguir, ya que como lo afirma Weimberg, la felicidad no es tener lo que querés, sino querer lo que tenés. Ser felíz como lo es un bebé con su juguete, como lo es un niño con su balón de futbol o como lo es una pareja lejos de todo y tan cerca de la nada, pasandose la vida bajo el sol disfrutando del aire que respiran.
Dejemos de buscar las cosas que queremos, y empezemos por las que más necesitemos...si tan sólo logramos este principio, la felicidad está más cerca de lo que imaginamos.

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